Se descubre el sexo

Hace 1.700 millones de años

El evento más importante en la evolución de los protistas, el antecesor de animales, plantas y hongos, fue la invención de la reproducción sexual, que permitió acelerar el ritmo de la evolución de manera espectacular.

Esta nueva función vino tras la ‘mitosis’, o división de la célula en dos partes iguales donde todos sus elementos también se reproducen. Ambos eventos sucedieron entre 1.700 y 1.500 millones de años.

Porque además de mover el mundo el sexo ha sido fuente de diversidad, pues con la reproducción sexual los genes de los padres se combinan y recombinan en cada generación produciendo una configuración genética única. El sexo baraja las cartas del genoma y permite probar multitud de combinaciones que sólo por mutación hubieran llevado millones de años. Claro que tiene sus inconvenientes.

El mayor es la pérdida de la inmortalidad. Si nos reprodujéramos asexualmente, con cada división produciríamos clones de nosotros mismos. Salvando las inesperadas y escasas mutaciones, seríamos como las bacterias, que se mantienen prácticamente tal como eran hace miles de millones de años. El sexo nos hace mortales... y únicos.