Grypania spiralis pudo ser una bacteria gigante o una colonia de bacterias, pero dado su tamaño, más de un centímetro de largo, se tiende a pensar que pudo ser una alga filamentosa, es decir, un organismo eucariota, lo que la convierte en el primer miembro conocido de este dominio. Sin embargo, no se ha llegado a un consenso en este sentido.
La aparición de las células eucariotas significó una gran revolución en la historia de la vida. La diferencia fundamental de la nueva célula con las que existían hasta entonces es que el ADN se encuentra protegido por una membrana interior, el núcleo, y su tamaño es de 3 a 10 veces más grande que las hasta entonces existentes.
Quizá no sea casualidad que la aparición de los primeros seres unicelulares eucariotas, los protistas, coincidiera con la llegada del oxígeno a la atmósfera. Prácticamente todas las eucariotas necesitan el oxígeno para vivir mientras que muchas bacterias mueren si se exponen al mortal gas, aunque algunas han desarrollado diferentes estrategias para sobrevivir en un ambiente tan venenoso.